Al hablar de higiene postural nos referimos a las posturas que debemos adoptar, ya sea de forma estática o en movimiento, para optimizar la realización de una tarea o esfuerzo disminuyendo al máximo los riesgos de sufrir una lesión. Si hablamos de ergonomía estamos hablando de la adaptación del puesto de trabajo a la anatomía y necesidades del trabajador.
En cuanto a las normas básicas de higiene postural, hablamos de los mecanismos más importantes para movilizar peso de la forma más adecuada para minimizar riesgos de accidentes o lesiones. Para ello emplearemos el mecanismo protector básico, que consta de una serie de principios que debemos aplicar a cualquier esfuerzo, movilización o tarea que realicemos, para minimizar los riesgos.
No tiene sentido memorizar esas series de dibujos, fotos, o la información del vídeo de prevención de riesgos que nos ponen en el trabajo. Lo útil es aprender cómo y por qué hay que hacer los esfuerzos de cierta forma, y por qué ciertas posturas pueden ser dañinas. Vamos con los principios más importantes:
- Mantener la espalda recta: Mantener una buena alineación durante la realización del esfuerzo (levantar una caja pesada…) ayuda a que el peso se reparta por la columna y todas las estructuras, y que los músculos realicen la mayor parte del trabajo, reduciendo el riesgo de lesión. Si se curva la espalda, el riesgo de lesión es mayor.
- Flexionar las rodillas: Al flexionar las rodillas y mantener la espalda vertical, se favorece que las piernas realicen el esfuerzo, y que la espalda no se sobrecargue. Utilizar la fuerza de las piernas para levantar y desplazar un objeto pesado es útil para minimizar el riesgo de lesión. Así para levantar un peso, mantenemos la espalda vertical y elevamos el cuerpo impulsando con las piernas, de la misma forma que se realiza el ejercicio de sentadillas. En las piernas tenemos músculos voluminosos y potentes,y en la espalda funciona muy bien la musculatura estabilizadora, por lo que realizar esfuerzos de esta manera es realmente un mecanismo protector.
- Sujetar la carga cerca del cuerpo: Al reducir la distancia entre el cuerpo y el objeto que llevamos en las manos, el brazo de palanca es menor, por lo que se reduce el esfuerzo necesario para transportarlo. Un objeto «pesa menos» mientras más cerca del cuerpo lo llevemos.
- Base de sustentación amplia: Mantener los pies un poco separados, tanto lateralmente (abiertos un poco más de la anchura de las caderas) como tener uno más adelantado que el otro, favorece que se mantenga mejor el equilibrio, y que podamos utilizar el paso para dirigir la fuerza de las piernas.
- Planificación: Antes de realizar un esfuerzo o mover un objeto pesado, comprobar que el camino está despejado y no hay riesgo de tropezar o caer.
Hay personas que piensan que es raro, difícil o que supone mucho esfuerzo realizar gestos cotidianos cumpliendo estas normas. Agacharse a recoger un papel, levantar una caja, o llevar un archivador, son gestos que muchas personas realizan sin seguir estos mecanismos protectores. Sin embargo, pequeños gestos repetidos en el tiempo pueden terminar provocando molestias, por lo que es mejor prevenir cuando la espalda está sana que lamentarse después.
Además, hay esfuerzos importantes (levantar o movilizar a un paciente dependiente) que solo se pueden hacer con seguridad (para el paciente y el profesional) si se siguen estos principios generales de movilización. Hacerlo de otra manera supone un riesgo para el profesional, para el paciente, o para ambos al mismo tiempo.
Sin duda este es un tema que da mucho de sí, así que, en el futuro, seguiremos hablando.
Fuente: terapia-ocupacional.com,
Imagen: galería de Biblio Archives con licencia creative commons.
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