Hace poco toda la prensa se ha hecho eco de un estudio publicado en la revista ‘The Lancet’ que venía a afirmar que el sedentarismo provoca tantas muertes como el tabaco. Según el estudio, un tercio de los adultos del mundo no realizan suficiente ejercicio físico, lo cual lleva a la escandalosa cifra de unos 5,3 millones de muertes al año relacionadas directamente con enfermedades asociadas al sedentarismo y mala condición física en general.
Diferentes estudios ya habían confirmado lo beneficioso que es el ejercicio físico para diferentes patologías. Por ejemplo, está demostrado que ayuda a personas con enfermedades reumatológicas, puede ayudar a prevenir el cáncer de mama y cánceres de otro tipo, sirve para prevenir y tratar en casos de osteopenia y osteoporosis, es un remedio eficaz para dolor lumbar y otras lesiones de espalda, previene y mejora algunas patologías respiratorias, así como enfermedades de tipo cardiovascular y metabólico (diabetes) incluso mejora la memoria y la capacidad de procesamiento mental.
Lo más interesante es que ni siquiera se requiere un esfuerzo muy intenso ni muy constante. Si se busca mejora de la salud, la mayoría de los estudios hablan de unos 120-150 minutos de actividad física moderada a la semana. Esta actividad se puede realizar repartida en períodos cortos realizada casi a diario, o bien en períodos más largos realizada dos o tres veces por semana.
Esto incluye todo tipo de actividad física, ya sea subir y bajar escaleras, ir caminando una distancia que normalmente haríamos en coche o autobús, salir a pasear en bicicleta, en patines, o simplemente, a caminar los fines de semana… Lógicamente la mejora de la condición física será más notable si el ejercicio es intenso, adaptado a la persona, y se practica durante el tiempo requerido varias veces a la semana. Sin embargo, la práctica de ejercicio suave-moderado ya incide desde un primer momento de forma positiva sobre el estado de salud.
Existe la falsa creencia de que el cuerpo es «desagradecido», y que necesita muchos estímulos intensos, largos y repetidos para mejorar. Se podría decir que puede ocurrir así si lo que se busca es un nivel físico muy alto, como los altetas profesionales. Si lo que se busca es realizar ejercicio para mejorar el estado de salud, la diferencia de no hacer nada de ejercicio a hacer un poco (20 minutos al día, o un par de horas a la semana) es sencillamente abismal.
Progresivamente se mejorará fuerza, resistencia, capacidad pulmonar, niveles de presión arterial y otros parámetros. Puede que haciendo actividad física moderada no se consiga un «cuerpo 10» en poco tiempo, pero los beneficios a nivel orgánico van a ser notables prácticamente desde el comienzo.
En definitiva, el ejercicio físico debe ser algo habitual incluido en la rutina diaria (o semanal) de cada persona. Hay que buscar hueco para realizarlo, bien de manera informal (caminatas en tramos cortos en lugar de usar el coche o el autobús, ir en bicicleta en lugar de en coche a ciertos lugares, subir y bajar las escaleras en vez de utilizar el ascensor…) o bien de forma protocolizada, ya sea mediante un programa de ejercicios individuales o bien practicando algún deporte colectivo: cualquier opción es buena para mejorar la salud.
Imagen | Tezza #
Imagen 2 | mikebaird
Deja una respuesta