La Fisioterapia, entre otras competencias, tiene también la importante tarea de ayudar a las personas mayores a ser menos dependientes. La situación actual, con el aumento de la esperanza de vida y – hablemos claro- la dificultad para acceder a ciertos recursos sanitarios, hace que esta labor tome todavía más relevancia, puesto que todos sabemos que las medidas preventivas ayudan a las personas a mantener su salud y calidad de vida durante más tiempo.
Como digo, para ayudar a la conservación de la autonomía, una de las mejores medidas es fomentar la prevención. Para conseguir que las personas mayores sean más autónomas tiene mucha importancia el estilo de vida llevado durante todas las etapas de su vida. Por lo tanto, lo ideal es conservar un buen estilo de vida también en la edad avanzada.
Una dieta saludable, combinada con actividad física adecuada ayuda a prevenir enfermedades como diabetes, hipertensión y otras patologías cardiovasculares. Estas son enfermedades crónicas que suponen un elevado gasto sanitario, y que disminuyen la esperanza y calidad de vida de la persona. Por lo tanto, luchar contra estas enfermedades antes de sufrirlas, o ponerles remedio una vez iniciadas ayudarán a mantener la independencia durante mucho más tiempo.
Existen muchos programas de ejercicios especiales que cumplen sobradamente con los objetivos de mantener y mejorar la condición física de las personas mayores. Esto ayuda a que se conserve la capacidad de andar, se mejore la fuerza el equilibrio, y se reduzcan las hospitalizaciones debidas a caídas o golpes. Nunca es tarde para comenzar a hacer ejercicio, y los beneficios se notan, pero lo ideal es mantener una vida activa desde la juventud.
Además del ejercicio, que es la medida que cuenta con más pruebas de su eficacia a todas las edades, también se puede actuar de forma curativa, tratando problemas o lesiones que limiten la movilidad y funcionalidad. En este caso también se pueden hacer adaptaciones en el domicilio para mejorar la movilidad y la autonomía de las personas. También es importante reducir los riesgos, como alfombras sin fijar al suelo, exceso de muebles que obstaculicen el paso, iluminación deficiente…
El apoyo social también ayuda a la autonomía, ya que las actividades sociales son un estímulo para que la persona no se aisle y abandone al sedentarismo. También me parece interesante trabajar desde la pedagogía del dolor crónico, puesto que hay personas que asumen el dolor como algo negativo que les limita, y se dedican a esperar que la pastilla, el tiempo o cualquier elemento externo mejore su situación, mientras que, en muchos casos, se puede enfocar el dolor como un elemento sobre el que se puede tener cierto control, y que una vida activa puede ayudar a aliviarlo y controlarlo.
En definitiva, se trata de cumplir con la conocida frase de «no dar años de vida, sino dar vida a los años», solo que hay que tener presente que la persona es un sujeto activo que debe ser consciente de la situación y de las capacidades que tiene para mejorar su propio bienestar.
Imagen superior por JSmith Photo con licencia creative commons.
Hola.
Me parece muy interesante tu artículo, puesto que la población de adultos mayores será la más abundante en el futuro próximo y es importante hacer incapié en la parte preventiva de la fisioterapia y de las demás disciplinas del ámbito de la salud, formando de esta manera un equipo multidisciplinario para el abordaje integral de éste fenómeno que es el envejecimiento.
Saludos.
Me alegro de que te haya resultado útil. Gracias por tu comentario 🙂
Muchos de los aspectos que describes se trabajan desde terapia ocupacional precisamente para mejorar o mantener la autonomía en las avd de los pacientes
Por supuesto. Esto no es una competición, sino que todos los profesionales que atendemos a personas dependientes luchamos por su autonomía, tanto desde la fisioterapia, terapia ocupacional, como desde la medicina, enfermería, logopedia, auxiliares… 🙂